Cosas que odio de ir al cine #1

Adoro ir al cine: pantalla gigante, palomitas, amigos y una buena peli son un plan ideal. Sin embargo hay bastantes cosas que convierten en aún peor haber gastado la friolera de 9'60 por película (sin ser 3D).


1.- Que la sala sea penosa. Una cosa curiosa de los cines es que vayas a un multicine inclinado con asientos grandes o a uno chiquitito en el que no ves una mierda te costará lo mismo generalmente. Cuando fui a ver el Lobo de Wall Street en versión original sufrí de lo lindo intentando leer los subtítulos a los lados del moño de la de delante mientras el tipo de al lado expandía sus piernas y su codo en los miniasientos, dejándome el espacio justo para seguir viviendo.

2.- La gente que habla. Si quieres ver una película y comentarla con tus amigos NO VAYAS AL CINE. Póntela en tu casa donde no molestas a nadie porque yo no pago lo que cuesta el cine para escucharte. Y no, no soy una amargada porque no quiera que hables. Soy una persona que valora disfrutar de una película sin interferencias. En cambio tú, persona que habla en el cine, lo que eres es una maleducada.

3.-Un apartado especial merecen los que hablan para explicar la película. Girarse y decirle al de al lado "Mira ha cogido una cuchara". A ver, no conozco a vuestros amigos pero están en la misma sala que yo ¡estoy segura de que han visto cómo cogía la cuchara! Esta variante además suele ser muy común entre los padres.

4.- Otra modalidad de comentarios especialmente irritante son los "caca, culo, pedo, pis". Me explico con un ejemplo de nuevo referido a mi visita para ver "el Lobo de Wall Street": a mi lado había un grupo de amigos que, cada vez que había alguna escena algo sexual tenían que gritar y, en serio, en una película que trata de excesos llegas a querer partirles la cabeza. "Tío mira lo que hace, tío es un puto mono, tío tío tío qué tetacas tío" es sólo una muestra de lo que viví.

5.- Si alguien te dice que te calles por favor no digas que sí como si fueras a matarle para seguir hablando a continuación. O mejor dicho: no hables desde el principio.

6.- Los niños que se comportan de manera maleducada y a sus padres les da igual. Que es dificil que un niño se quede quieto lo que dura una película es obvio, pero si puedes gritar en medio del cine que el hermanito de Merida ahora es un osito por el amor de dios, puedes decirle que pare de dar patadas en el asiento de delante. Y si alguien se gira y le dice a tu retoño que pare no le defiendas como si le hubieran abierto la cabeza con un bate porque la culpa es de él por dar pataditas.

7.- La gente que mira el móvil. Odio que me dejen ciega, manías mías. En una sala a oscuras la luz de un móvil canta mucho, en serio.

8.- Que se expandan a más no poder. Esta es una costumbre principalmente masculina que también se vive a menudo en lugares como el metro y que me saca de mis casillas. No me gusta que las partes del cuerpo de alguien desconocido rocen con las mías. Lo odio, no lo soporto. Y que encima vean que te apartas y aprovechen para abrir más las piernas o poner más codo es ya el colmo.

9.- Esa extraña costumbre de que cuando alguien tose toda la sala tiene que toser.

10.- La gente que mueve la pierna compulsivamente. Esto entiendo que es una especie de tic, que es dificil de evitar, pero la función vibradora no es lo más conveniente para una tarde de cine.

11.- Los que llevan a sus hijos a películas que claramente no son para ellos.